sábado, 26 de julio de 2014

El pensamiento abstracto en el ajedrez


Un poco de arte, juego y ciencia, eso es el ajedrez. Aun los que hemos practicado y enseñado este deporte por años estamos entendiendo cual es la mejor manera de enseñar y estudiar este mundo abstracto de ejércitos imaginarios sobre un campo de batalla de 64 espacios.
Cada que alguien pregunta cómo se juega el ajedrez, instintivamente le decimos cómo se mueven las piezas y que el objetivo del juego es matar al Rey, imprudentemente sentamos al novato frente al tablero y los que pecan de corteses, se den las piezas blancas y sin más le decimos "empiezas".





Cuesta trabajo ver que esto es un error, es como poner a un niño que está aprendiendo a sumar a hacer multiplicaciones. El nuevo jugador se ve inmediatamente aturdido por lo que parece ser muchos primeros movimientos (para la primer jugada se tienen 20 posibilidades y conforme pasan las jugadas, las posibilidades crecen de manera exponencial). Y, aunque logre salir bien de esta parte del juego, se verá en un camino desconocido donde no sabe bien ni que está buscando, es decir no sabe como buscar un mate.
Entonces, contrario a lo que se supondría, la mejor manera de empezar a jugar ajedrez, es con pocas piezas. El jugador novato debe empezar por el final construyendo y buscando posiciones donde el Rey contrario este en jaque mate y hasta en posiciones de ahogo (un jugador ahogado es aquel que no tiene movimiento legal que realizar, pero no está en jaque, así que la partida es tablas.)



Cuando el jugador realiza estos ejercicios, empieza a crear una "base de datos " sobre posiciones y situaciones de jaque mate, que eventualmente es el objetivo del juego. Y conforme pase el tiempo, se crearán más posiciones y patrones que deberá recordar, reconocer y asimilar de una forma parecida a cómo funciona la pareidolia.
Así como cuando los pueblos de la antigüedad vieron las estrellas y les encontraron formas similares a objetos cotidianos, y su cerebros se encargaron de llenar los huecos faltan es, así mismo un ajedrecista empieza a encontrar posiciones similares, y no sólo de jaque mate, también en medio juego, donde se presentan patrones conocidos.



En ningún momento se debe creer que estos patrones y comportamientos son pocos y fáciles de dominar, al contrario, las posibles posiciones que se pueden dar son muy bastas como para poder dominar las en poco tiempo, y por lo mismo, mientras más de estas se tengan se facilita enormemente el trabajo de calculó dentro del juego.
Es justo el cálculo dentro del juego el que juega el factor más importante. Contrario a lo que se podría pensar, un ajedrecista no calcula Muchas ramas, es decir, en esta posición, el ajedrecista promedio ,no calcula el que pasa después de cada uno de los movimientos de todas sus piezas, al contrario, parte de uno o dos movimientos y de ahí se derivan en ramas, que mientras más largas mejor, pero generalmente no son frondosas, es decir no tienen muchas sub variantes importantes, puesto que nos vamos siempre por la rama de las mejores jugadas para ambos bandos y son siempre mucho menos las mejores jugadas, que las malas o mediocres.
Una vez que se ha superado estas dos primeras partes del aprendizaje del tablero, se llega a unos entendimientos diferentes.



Se dice que para un ajedrecista es más fácil recordar un tablero de ajedrez con piezas en forma aleatoria, si estas son producto de una partida. Esto es parecido a lo que pasa cuando nuestras mamas nos preguntan si recordamos a Pepe, inmediatamente que preguntamos cual Pepe, nuestra progenitora procede a contarnos la historias de su vida, sus papas, amores, desamores, trabajos etc. Pues si tenemos referencias sólidas, podemos reconstruir mejor nuestro recuerdo de Pepe. Lo mismo pasa con las posiciones de ajedrez, el m ajedrecista se acostumbra a analizar y entender las posiciones en función de lo que hacen, no hacen o hicieron las piezas, y para esto se necesita tener unas buenas base de datos mentales de posiciones y partidas.
Esto llega a tal grado que existen problemas de ajedrez que se denominan ajedrez retrógrado, donde el trabajo no es ver que es lo que va a hacer un bando, sino, que es lo que hizo, o donde fue comida cierta pieza o cual fue el último movimiento.
Aunque cualquiera puede aprender las reglas básicas del ajedrez, no es fácil llegar a la maestría, aunque no exclusiva de genios. Uno de los experimentos más peculiares dentro del mundo del ajedrez fue el realizado por Laszlo Polgar, maestro que decidió educar a sus tres hijas en su casa, y con el ajedrez como materia obligatoria, el resultado fue que la tres hija llegaron a destacarse favorablemente, Susan fue Campeona femenil del mundo, y Judith se ha posicionado como una de la mejores jugadoras de todos los tiempos que si no ha sido Campeona femenil, es porque no juega torneos femeniles, ella se bate únicamente en torneos mixtos y ha llegado al grado de contender por la corona de Campeón del mundo absoluto.



El pensamiento abstracto que implica jugar ajedrez es equiparable al que se requiere en el estudio de la matemáticas, así como de un constante estudio, ensayo y error de teorías dónde los moviendo están fundamentados en la hipótesis de que son la mejor jugada posible y es trabajo del otro bando refutar esa hipótesis. Se usan bares de datos representativas de posiciones conocidas y valoradas y se le asignan valores ficticios a las piezas debido su función, y sus posibilidades de acción, y esto es uno de los grandes problemas no resueltos del ajedrez, muchos ajedrecistas han intentado darle valores a las piezas gracias a su función o posición, pero la complejidad que se da en el tablero, por lo rico de las posiciones lo ha hecho casi imposible de resolver.
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1 comentario:

  1. te gustaria jugar ajedrez ? mi nick es ericconchamunoz en chess.com, un abrazo, eric.

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